viernes, 6 de noviembre de 2009

Futuro del PRI

Siempre democrático, muy pocos notables del PRI elegirán su nueva directiva en el más absoluto secreto (como El Yunque), menospreciando a su militancia que sólo sirve para aplaudir.

Por José Carlos Gallegos Arellano

El Partido Revolucionario Institucional, otrora insignia de la simulación democrática de la dictadura perfecta, renovará el 18 de febrero su comité ejecutivo nacional.
Varios prisitas prominentes han expresado en gradación variopinta su interés en ser elegidos presidente de dicho comité ejecutivo. La puja parece intensa.
Y los postores, si bien son pocos, exhiben un interés que muchos prisitas de la base —la militancia— y los ciudadanos en general consideran digno de mejores causas.
Y es que a no pocos militantes llámenle la atención los móviles de esos prisitas —todos vinculados a facciones cupulares, ajenos a la base— empeñados en presidir el PRI.
La percepción pública —de militantes y ciudadanía en general— se nutre del convencimiento de que el PRI está a punto de desaparecer y que es ya cascarón huero.
Cierto. Un cascarón sin sustancia ni contenido, obsoleto, rebasado por la realidad y, ergo, por la historia. Para muchos mexicanos, prisitas incluso, el PRI es un anacronismo.
Ese obsoletísimo adviértase no sin elocuencia en la forma cómo renovará su comité ejecutivo nacional: en cónclave secreto, entre unos cuantos.

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